Bibliografía: p. 243-245. Índices

Teólogo, biblista, filólogo, traductor elegantísimo y lírico prodigioso; inspirador de san Juan de la Cruz, de Cervantes, Quevedo y Lope de Vega, fray Luis de León provoca una sugestiva fascinación en quien tiene la fortuna de tropezarse con él. Porque este luminoso intelectual y habilidoso negociador es también un incansable hombre de acción, valeroso hasta la temeridad, fuego y energía, libre y apasionado por la Belleza, la Verdad y la Justicia. Los detalles de su proceso inquisitorial, que le mantuvo casi cinco años encarcelado, y los numerosos escritos que dirigió a sus juzgadores durante el período, son poco conocidos del gran público. Sin embargo, constituyen una parte muy importante, tanto cualitativa como cuantitativamente, de la obra escrita en castellano por el ilustre agustino. El autor, tomando como eje los datos del proceso judicial, intenta dar una visión de fray Luis de León capaz de aproximar el pensamiento y el sentimiento luisianos al hombre cotidiano que es cada uno de nosotros, al borde del año 2000.