La interpelación con que nos encara el título de este libro tiene su mejor réplica en la respuesta válida, satisfactoria y valiente (en contenido y forma) de la persona de Nicolás Castellanos, Obispo que ha sido de Palencia durante trece años.
El contenido de este libro (sus cartas pastorales) explica el proceso interior de su autor, que le ha llevado, le ha empujado, obligado, a tomas la opción de colocarse en la avanzadilla de la frontera en que la Iglesia siempre está presente: ser un sencillo misionero entre los más pobres de Bolivia en la escuela de la fraternidad agustiniana.
Las cartas de Nicolás a su pueblo son respuestas vivas, concretas, comprometedoras, desafiantes, a los retos que la sociedad actual presenta a la Iglesia.
Con un lenguaje directo, sencillo, entusiasta, insistente, arrollador, evangélico, convencido y persuasivo, Nicolás explica, reza y propone a su pueblo, a todo el pueblo de Dios, los temas más apremiantes del momento en los que la Iglesia se debe implicar y significar.